En el marco de la apertura de Art Basel 2025, una de las ferias de arte contemporáneo más reconocidas del mundo, la plaza pública Messeplatz en Basilea ha sido convertida en una instalación artística a gran escala por la reconocida artista alemana Katharina Grosse. Su intervención, realizada íntegramente con pintura en aerosol, abarca miles de metros cuadrados y redefine la forma en que el arte puede habitar espacios públicos efímeramente.
La sugerencia se destaca como una de las más valientes de la edición. Con una gama de colores donde predominan el blanco y el magenta, Grosse ha intervenido en elementos de la ciudad como bancos, papeleras, estructuras arquitectónicas e incluso una fuente central, que tuvo que ser vaciada previamente y cubierta con una capa contra grafitis. Incluso el famoso reloj que embellece una de las fachadas principales fue tocado por los pinceles de color, en lo que la artista describe como su intervención exterior más atrevida hasta ahora.
Arte en acción: una danza de colores
Conocida por su capacidad para intervenir espacios no convencionales, Grosse ha desarrollado una obra que va más allá del formato tradicional. La artista trabaja directamente en el sitio, respondiendo de forma intuitiva a la arquitectura, las superficies y la escala del entorno. Su método, lejos de seguir un esquema rígido, se construye a partir del movimiento corporal y la interacción directa con el espacio. Según quienes han seguido de cerca el proceso, observarla pintar es casi presenciar una danza improvisada, en la que cada gesto genera una respuesta visual única.
Esta obra, destacada como la más extensa que Grosse ha creado en un espacio urbano al aire libre, representó un reto tanto en lo técnico como en lo conceptual. Aunque se desarrollaron modelos con antelación, la artista tuvo que adaptarse continuamente, conectar elementos diversos y preservar una estética coherente en medio de las múltiples formas en la plaza. “El mural debe concebirse completamente en el lugar”, indicó, resaltando que esa improvisación es lo que brinda vida a la creación.
Un arte pasajero con intención de cambio
La intervención de Grosse está destinada a durar apenas siete días. Una vez concluida la feria, toda la pintura será removida mediante técnicas de lavado a presión, devolviendo a la plaza su aspecto original. Esta condición efímera es parte integral de la propuesta. Lejos de aspirar a la permanencia, la artista concibe su obra como una experiencia intensa pero pasajera, que habita la memoria y la documentación, más que el espacio físico a largo plazo.
En este sentido, la obra se inscribe dentro de una corriente que prioriza el impacto momentáneo y el diálogo con el presente. Grosse busca generar una reacción inmediata en el espectador, provocar una inmersión sensorial que interpele no solo desde lo visual, sino desde la percepción del entorno. “Es casi como un espacio poético que se desliza bajo la existencia familiar”, afirmó sobre su intención de alterar temporalmente el paisaje urbano.
Repensar los límites de la pintura
La presencia de Grosse en Art Basel no solo aporta un aspecto experimental al acontecimiento, sino que también anima a reconsiderar las maneras en que la pintura puede manifestarse en el contexto actual. Al intervenir en un espacio público, la artista traslada la obra del lienzo y del marco, ampliándola hacia el entorno común, el movimiento diario y las dimensiones arquitectónicas. Su enfoque pone en cuestión la tradicional idea del arte como objeto y lo transforma en vivencia, en evento.
Más allá de su breve duración, la obra imprime un recuerdo perdurable. Los que la experimentan no solo ven arte: lo cruzan, lo caminan, lo ocupan. Esa interacción directa forma parte del lenguaje de Grosse, quien lleva años desarrollando iniciativas similares en diversos lugares del mundo, siempre con el objetivo de transformar la relación entre el arte, el entorno y el observador.
La instalación en la Messeplatz de Basilea se destaca como uno de los eventos más relevantes de Art Basel 2025. A través de su iniciativa, Katharina Grosse convierte una plaza suiza en una enorme obra de arte, brindando además una perspectiva moderna y amplia sobre lo que representa la pintura en el siglo XXI.